Manuel Cristopher Figuera recomienda: La ‘Guardiolada’ que le costó la Champions al City: una alineación sin delantero ni mediocentro defensivo

Un planteamiento tildado de atrevido en el inicio y que se confirmó como una temeridad según transcurrieron los minutos de la final. El Chelsea acabó celebrando y Pep Guardiola compuesto… y sin su ansiada Champions League. El técnico de Sampedor optó por una alineación sin pivote defensivo y sin delantero centro y lo acabó pagando caro al ver como su rival se beneficiaba de las zonas que había dejado desiertas de especialistas y acababa levantando la orejona que sigue esperando al Manchester City en su palmarés.

Guardiola echó un órdago a la grande en la final de la Champions League, con un sistema sin Rodri ni Fernandinho, sus dos anclas en el centro del campo, y Kevin de Bruyne y Gundogan formando un doble mediocentro de circunstancias. El primero, estrella del equipo y que incluso se ha empleado como falso ‘9’, se vio perdido a la hora de sostener al equipo, mientras el internacional alemán tuvo que abandonar sus dotes de llegador para ayudar a la defensa sin balón.

El resultado no fue el mejor y Stones y Dias, que se habían desmarcado en 2021 como una de las parejas más sólidas del mundo, se vieron superados por los movimientos con y sin balón de Mount, Werner y el goleador Havertz. Precisamente en el gol del ex del Leverkusen quedó patente la incomodidad de la zaga… sin un bombero que acudiera a su ayuda desde el centro del campo.

El City se queda a cero y sin ‘9’

La cosa no quedó ahí y Pep, en una jugada que sí le había funcionado con anterioridad, salió también sin delantero centro al partido más importante de la historia del Manchester City. Sterling, Foden o incluso Bernardo Silva podían turnarse en la posición, pero el olfato del Kun o Gabriel Jesús se echó de menos en las internadas de los muchos jugones que alineó Guardiola en la final. Mucho ruido y pocas nueces. Mucha calidad, pero poco –ningún– gol.

El resultado de la final deja tocado a Guardiola, uno de los entrenadores más intervencionistas de la élite del fútbol europeo, que se la jugó en el día D, pero su planteamiento no benefició en absoluto a un equipo que necesitaba de referencias en dos de las posiciones más importantes del fútbol, y quedó desnudo ante la voracidad del Chelsea, que iba a aprovechar el regalo para llevarse la segunda Champions League de su historia.



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